Versos

"Yo no protesto pormigo porque soy muy poca cosa, reclamo porque a la fosa van las penas del mendigo. A Dios pongo por testigo de que no me deje mentir, no hace falta salir un metro fuera de la casa para ver lo que aquí nos pasa y el dolor que es el vivir." (Violeta Parra en Décimas, autobiografía en versos)

jueves, 11 de abril de 2024

Opinión: La vergüenza por Annie Ernaux

                               

 

En marzo de 1998, la Nobel de Literatura Annie Ernaux[1] lanzó en formato de autobiografía La vergüenza, donde comparte cómo fue desarrollando una personalidad introvertida y vergonzosa a partir de una tarde de domingo de junio cuando su padre golpea a su madre hasta casi matarla.

En este relato, la autora aborda desde una marcada introspección, la sociedad francesa de la posguerra, el clivaje público privado, el laico religioso y las diferencias de clase, elucubrando a través de ellos por qué desde aquel episodio siente una soterrada vergüenza.

En el segundo tercio de la lectura, Annie Ernaux, narra su paso por el internado, su relación con las monjas y el conocimiento. La religiosidad católica marca su relato y lo invade, siendo en definitiva este punto de la lectura, el más fluido y nutrido.

La vergüenza no tiene música. Hay ciertos libros con cadencia y crean en el cerebro un ritmo especial, evocan canciones, conversaciones, colores y los personajes se mueven a medida que avanza la narración. Con La vergüenza, el silencio de apodera del relato, escuchándose la voz de la autora casi en un tipo de ASMR, recuerdo haber evocado en el primer capítulo el sonido de los tacos en el suelo cuando Annie reflexiona sobre la división social y geográfica de su ciudad, y el quiebre de los platos durante el fallido femicidio que perpetró el padre la autora contra su madre. Annie Ernaux tiene esa capacidad que algunos llaman “estilo directo y sin adornos”, yo lo llamaría, escribir en el vacío, en la suspensión, lejos de la velocidad del sonido, aunque cercana a la velocidad de la luz.

La traducción al castellano no es la mejor y, no es que sepa francés, sino que hay estructuras gramaticales de ese idioma que no están del todo bien adaptadas a la forma en que escribimos y leemos en castellano, por tanto, en ocasiones es posible encontrar que la narración se hace más compleja o tropezamos con una línea en varias ocasiones. Algo parecido me sucedió con Muriel Barbery en La elegancia del erizo. Ahora bien, si el lector es asiduo a los autores franceses, tanto mejor.

En esta obra prima el desarrollo psicológico del personaje por sobre la historia, permite conocer de entrada el carácter y estilo literario de la autora y prepara al lector para abordar, luego, otros de sus libros como El Acontecimiento o El lugar, porque La Vergüenza, más que una historia, es una larga reflexión.  

domingo, 7 de abril de 2024

Opinión: En agosto nos vemos por Gabriel García Márquez


 

Durante agosto, Ana Magdalena Bach acude a una isla del Caribe para visitar la tumba de su madre con el fin de dejarle flores y reencontrarse con su memoria. Sin embargo, terminará encontrándose con una parte desconocida de su personalidad y redescubriendo a la mujer que paradójicamente, nace en un cementerio. La trinidad del rol de la mujer adulta de la América Latina del siglo XX, madre, esposa e hija entra en jaque y crisis de la mano de Gabriel García Márquez, quien en vida se había negado a publicar En agosto nos vemos. No obstante, fue lanzada a la venta el 06 de marzo de 2024 por decisión de sus hijos.

Esta novela breve con características cercanas al cuento, va mostrando el imaginario de Gabriel García Márquez, recrea a través de las vivencias de la protagonista los paisajes y las culturas que conviven en El Caribe colombiano. No se podría decir, con justicia, que la historia quede trunca atendido el contexto de la muerte del autor, previo a las enfermedades que afectaron su intelecto y discernimiento. El cierre está bien ejecutado, aunque habría sido muy satisfactorio conocer el derrotero de ciertos personajes o ahondar en sus pasados. Pero así son las obras póstumas, permiten apreciar el proceso creativo del autor en sus últimos días; es esa su riqueza. Así como las biografías no admiten margen a la creatividad o ficción, la muerte no admite que se reversionen historias y se les prive, finalmente, de la esencia de su dueño.

Es muy interesante advertir el simbolismo, una vez finalizada la lectura, que hay en la visita de Ana a la tumba de su madre, pues también está asistiendo a la muerte de la madre y esposa que ella había sido hasta aquel 16 de agosto. Esta novela trae, como siempre en el universo de García Márquez, debates sociales o culturales como la infidelidad, la decadencia de la religión, los nuevos matrimonios, el deseo y la insatisfacción.  

Me pareció una historia entretenida, que vale el esfuerzo leer, una novela que le permitió de cierta forma a la familia de García Márquez, ganarle un poco a esa injusticia que subyace a la muerte de los ídolos, porque al cerrar la última sílaba de En agosto nos vemos, quedan vivas las ganas de seguir leyendo, de quitarle a la tumba el cuerpo y creatividad de Gabo. Eso siempre es una ganada para quien extraña.

domingo, 31 de marzo de 2024

Opinión: La contadora de películas de Hernán Rivera Letelier



La pampa salitrera de Chile puede evocar sed, desesperación y espejismos, los nostálgicos de sus incipientes oficinas mineras podrán remembrar los cines y las compañías de teatro que llevaban cultura y distracción al pueblo minero. Así lo dejó escrito Hernán Rivera Letelier, autor insigne y casi dueño del Desierto de Atacama, en La contadora de películas (2009) donde exhibe la relación mágica entre espectadores y películas, y adentra al lector en el pretérito y complejo oficio de contar.

María Margarita, la única mujer de cinco hermanos es designada por su padre para ir al cine a ver las películas y luego contarlas a la familia, tomando luego la expertiz de una juglar al punto de que se transforma en su forma de supervivencia material. La novela va apuntando en paralelo el derrotero de cada miembro de la familia en que todos los hijos llevan nombres con letra eme. También, como es natural en el autor, se lleva todo al plano de la vida en las oficinas salitreras y el desierto.

La historia es prometedora en un comienzo y toma un ritmo tan alto que llega a un final cuando recién se está disfrutando el desarrollo, se deja ver una desidia en la narración, un deseo de terminar con la novela cuanto antes y entregársela a la editorial. Sin duda, que una historia tan rica en su entramado y estructura, no debe quedar con la voz trunca, tijereteada y con tantas páginas en blanco. Incluso, ese vocabulario tan prolífico que se encuentra en La Reina Isabel cantaba rancheras se perdió en esta entrega. Además, presenta al menos dos errores de edición, puesto que una de las páginas se menciona a Mario, aun cuando ese personaje no existe y comete la falta ortográfica de escribir “mi” en vez de “mí”.

Un punto a favor de esta novela es que despierta la conversación acerca del arte de contar, ¿se están preparando a los estudiantes a hablar por sí mismos, a mejorar su comunicación oral, a relatar con el tono que deseen un periodo de su vida tan simple e interesante como por ejemplo, lo que pensaron cuando iban de la casa a la escuela?, ¿qué ventajas y desventajas tienen los celulares en el desarrollo de las habilidades del lenguaje hablado? 

Es de esperar que la adaptación al cine de la novela tenga mayores aciertos y complemente o cierre todo lo que Hernán Rivera Letelier no nos quiso contar. Recomendada para estandaperos e iniciados en oratoria. 

sábado, 30 de marzo de 2024

Opinión: Donde van a morir los elefantes de José Donoso


En 1995, José Donoso publicó su última novela llamada Donde van a morir los elefantes. A través de ella narró el viaje y estadía de Gustavo Zuleta en Estados Unidos como escritor y académico de literatura en la Universidad de San José. La especialidad del protagonista era la obra de Marcelo Chiriboga, otro escritor, ecuatoriano, que formaba parte del boom latinoamericano.

Ya instalado en Estados Unidos, Gustavo Zuleta encuentra una serie de personajes tan especiales y distintos a él que se hace inverosímil que puedan sostener relaciones laborales o amistosas si no es por la necesidad de adaptación en otra cultura y un nuevo trabajo. Ruby, Josefina, Rolando, Nina, Duo, Er, Maud y Jeremy, entonces entran en una narración que a momentos se torna psicodélica, policiaca, emotiva, intelectual e inconexa.

Ruby (o la Ruby como acostumbraba José Donoso a llamar a las mujeres en su obra) es el personaje que genera el vínculo más fuerte con Gustavo Zuleta; ella es una estadounidense exuberante y orgullosa de su obesidad y aficionada a los programas informáticos de realidad virtual (una adelantada a sus tiempos). Son dos polos opuestos destinados a atraerse y repelerse cada vez que logran avenencias; atracción y repulsión como las leyes físicas del magneto y la tensión sexual. La conexión de ambos se ve alterada por la irrupción de Marcelo Chiriboga y Nina, su esposa que llega de sorpresa desde Chile con su hijo recién nacido en brazos.

El relato pasa por distintas fases, tiene etapas de calidad, pero otras que lo opacan, como la vida pasada de Maud Buttler y su navegación delirante por un río, o la muerte de un perro en una cafetería, pues la profundización excesiva en esos personajes no tienen ninguna relación con el desenlace de la historia y quedan flotando como medusas en el mar. 

No me resultó una historia sobresaliente en comparación con el resto de la obra de Donoso, no obstante, mantiene aspectos clasistas y machistas como en Coronación y El lugar sin límites. Por no ser, entonces, una novela elemental de su biblioteca, se sugiere su lectura para estudiosos de José Donoso, del postmodernismo o del boom latinoamericano. Este libro está disponible en formato e-book.

miércoles, 31 de enero de 2024

Opinión: El Imperio del Opus Dei en Chile por María Olivia Mönckeberg

Opus Dei es una frase en latín que en castellano significa “Obra de Dios” y es la Prelatura de la Iglesia Católica más influyente del último siglo. Se caracteriza por ser hermética, compartimentada, constante, proselitista sólo en las élites, conservadora en lo sexual y muy liberal en materia económica; en tres ocasiones ha sido puesta bajo la lupa de la Premio Nacional de Periodismo e investigadora chilena María Olivia Mönckeberg[1] en las distintas versiones de El Imperio del Opus Dei en Chile cuyo contenido vengo en recomendar.

Fundada por el hoy santo católico Sn. Josemaría Escrivá de Balaguer (España), el Opus Dei no ha dejado a nadie indistinto dentro del cristianismo occidental y contemporáneo. Sus esfuerzos por llevar un ejercicio de la fe prácticamente en paralelo a las instrucciones de El Vaticano han concitado el cuestionamiento de distintas congregaciones y también han convertido a la Obra de Dios en un atractivo nicho para los sectores más conservadores y puristas del catolicismo. Se podría decir que sus miembros, divididos en numerarios, supernumerarios y otras categorías menores, han realizado un trabajo de hormigas, inclaudicable e incesante justamente porque para pertenecer a esta prelatura se ha de estar convencido de que el trabajo es la mejor forma de alcanzar la santificación y agradar a Dios; en eso han puesto todo su esfuerzo material y espiritual, en difundir la fe católica y cooptar a la élite no sólo de Chile, sino de todo país que ha estado a su alcance, permitiéndole en consecuencia la difusión de las enseñanzas de Escrivá de Balaguer, no sólo en las iglesias, sino también a nivel cultural como en librerías, medios de comunicación, empresas, clínicas, colegios y universidades. Sin duda, que la santificación del trabajo de este movimiento resulta muy conveniente para los destacados empresarios de la prelatura, pues justifica y confunde el límite que hay entre hacer un buen trabajo y aceptar la explotación laboral so pena de no agradar a Dios.

En El Imperio del Opus Dei en Chile, María Olivia Mönckeberg, pone de manifiesto la extensa malla societaria de los empresarios del Opus Dei, su origen en España y en Chile, entrevista  a los intelectuales de la Obra y a sus críticos, su rechazo a los métodos anticonceptivos, las polémicas mortificaciones promovidas por la Prelatura (verdaderos atentados a la salud mental y física del ser humano), sus espacios de influencia económica y cultural, entre otros interesantísimos aspectos.

Si bien al momento de leer concienzudamente este libro, lo hice con su segunda y más extensa edición (2016), no sentí que hubiese hoja alguna desactualizada, y es que es tan vasto el mapa de conquistas del Opus Dei y su impacto cultural tan transversal en el tiempo que no hay delay; es más, quedé con ganas de leer la última versión que abarca a Luis Silva, primera mayoría del Consejo Constitucional de Chile.

La autora en un afán de llegar a todo público, utiliza un lenguaje claro y simple, y elige una redacción que estimula y ordena las ideas con brillante estrategia. El Imperio del Opus Dei en Chile es una lectura casi obligatoria para los estudiantes y profesionales de las Ciencias Sociales de América Latina, para quienes recomiendo desde ya los capítulos “La voz crítica de José Comblin[2]” en donde se contrapone la vocación colectiva del cristianismo versus la promoción de los logros individuales del Opus Dei, “Don José Miguel” referido a José Miguel Ibáñez Langlois[3], sacerdote e intelectual de la Obra en Chile y quien ejerce el control y censura previa de los libros y contenidos a los que los numerarios pueden acceder según su nivel de madurez espiritual, “Entretelones de la Prelatura” y “Vida de numerarios”. Están bajo aviso.




[2] Cofundador de la Teología de la Liberación.

[3] Conocido también con el pseudónimo de Ignacio Valente, crítico literario de El Mercurio.


Opinión: Jo, Pol Rubio por Héctor Lozano

 

Jo, Pol Rubio[1] (2020) es la segunda novela de Héctor Lozano[2], el a la vez creador de la serie televisiva Merlí (Cataluña). Pol, el toro Rubio es justamente uno de los protagonistas de esa producción audiovisual y se transformó a lo largo de ella en el sueño gay de la secundaria.

En la novela presentada por Lozano, Pol Rubio toma la voz de los hechos, cuenta del destino de sus compañeros del instituto Àngel Guimerà, desarrolla la relación con su papá, cómo ha vivido el luto por la muerte de su filósofo mentor, Merlí Bergerón y enfatizando sobre sus nuevas experiencias universitarias como estudiante de Filosofía junto a nuevos personajes. 

En este caso, los libros se han presentado con posterioridad al lanzamiento al streaming de las series y suelen quedar más cortos en contenido. Puede que sea una estrategia comercial, pero es de las pocas veces en las que prefiero la serie y no el libro, justamente porque el margen de creatividad queda muy reducido a los detalles y hechos que se pudieron ver y oír. Cuando se lee antes de ver, la imaginación es más flexible y no tiene los límites de lo preestablecido. Ya me empecé a expresar a la Karamanos.

No puedo entregar mucha opinión de vocabulario ni de redacción porque -modestia aparte- lo leí en la lengua materna del autor, el catalán. Igualmente, se hizo bastante fluido y lo más probable es que en castellano tenga el mismo ritmo que Cuando éramos los peripatéticos (Quan érem els peripatètics) del año 2018 y narrado bajo la voz del otro protagonista de la historia primigenia, Bruno Bergerón.

Si bien, Jo, Pol Rubio no es un texto indispensable, se entiende que pueda ser relevante o atractivo para los seguidores de la serie y al menos yo sentí al cerrar su última página que no había perdido el tiempo, pero tampoco me llevó al borde de la exacerbación del concepto o universo Merlí. 

Disponible en formato e-book. 


lunes, 29 de enero de 2024

Opinión: El príncipe y el mendigo por Mark Twain

Publicada en 1881, la novela “El príncipe y el mendigo” de Mark Twain[1] narra las peripecias y desventuras que corren el mendigo Tom Canty y el Príncipe Eduardo de Gales. De parecido semblante, ambos niños poseídos por su nobleza e inocencia deciden intercambiar sus papeles diametralmente opuestos, sin pensar que el primer juego de roles de la literatura universal se les saldría de las manos.

Si bien esta novela hasta hace veinte o quince años era parte de los planes de estudios de las escuelas chilenas, hoy se vuelve algo impensado recomendarla como literatura infantil por las altas escenas de violencia que contiene, fuera de la traducción del inglés de la Edad Moderna que hace la lectura algo más lenta.

Fuera de lo anterior, El príncipe y el mendigo entrega y refleja los valores de la lealtad, la nobleza y justicia, sin dejar de lado la profunda inocencia de una mente infantil. Asimismo, pone sobre la mesa las injustas y regresivas leyes de la Inglaterra de 1547, sus profundas inequidades y desigualdades para perseguir los delitos de ricos y de pobres, así como lo más terrible: el abuso infantil. Niños obligados a mendigar so pena de severas reprimendas por parte de sus padres. Todo ello, en alto contraste con la histórica comodidad y lujo de la monarquía británica, llena de banquetes, simbolismos y reverencias frente a un bajo pueblo pobre y vulnerable.

Recomendado para adolescentes y amantes de la novela histórica. Este libro está disponible en formato electrónico o e-book.

 



[1] https://es.wikipedia.org/wiki/Mark_Twain


domingo, 28 de enero de 2024

Opinión: La Reina Isabel cantaba rancheras (1994) por Hernán Rivera Letelier



Se dice que en los velorios se reúnen familiares y amigos que el tiempo ha desterrado, que no hay muertos malos y entorno a ellos, se reviven anécdotas y se reversionan las historias que dieron origen a un amor, una pasión o un apodo. “Murió la Reina Isabel” es la oración con que cierra el primer capítulo de esta novela y se abre un hilo de historias escritas más que en páginas, en el polvo del Desierto de Atacama, en la pampa chilena.

A partir de su muerte, el autor recorre la vida y virtudes de la protagonista, por una parte. Por otro lado, realiza un paralelo con la vida diaria en las oficinas salitreras y en cada capítulo relata la historia de los apodos de los personajes como la Dos Punto Cuantro, el Poeta Mesana, el Astronauta, la Ambulancia, la Malanoche y más. Es que en su primera entrega, ningún personaje se conoce por su nombre real, sin por su sobrenombre forjado bajo la luna y el sol del desierto o en los camarotes de las prostitutas más variopintas de la literatura chilena.

Cae en gracia, más para quienes provienen del desierto, advertir la especie de oxímoron que  crea Rivera Letelier[1] con el desierto. Es que en un lugar donde no se supone exista vida ni otro elemento que la tierra, el sol y las estrellas, se aplica un talento que crea historias, más allá del color sepia que la pampa suele evocar; que alimenta un caldo de cultivos con palabras escondidas en el diccionario que no redundan ni se rebuscan, un campo nutrido, un desierto florido de castellano. Gárrula, verba, malquisto, garumaje, atiplada, avieso, célicas, birlar, mayestática, ablución, hetaira, ringorrangos, salaz, íngrima; ¿quién diría que todas esas voces podrían vivir en una historia del desierto?

En veinte capítulos de regular y semejante extensión, Rivera Letelier puso a disposición de su incipiente lectorado la vida pampina, las supersticiones de la vida minera y la mirada masculina sobre el oficio más antiguo del mundo, con capítulos notables como el número 12, 16 y 17 donde se narran con pasión y buena pluma el temple de los mineros pampinos, su pasión por el fútbol, las desalmadas desvinculaciones con “palomas de oficio” y la gloriosa mesa de las oficinas salitreras en sus tiempos dorados.

Salvo que se trate de una persona ducha en la lectura en castellano, que maneje con facilidad su vocabulario, es complejo avanzar con normalidad cuando hay que detenerse casa tres líneas a revisar el significado de un adjetivo. Y es que tanto ama el relator a la Reina Isabel que no escatima en los más impensados adjetivos para crear en el lector no una imagen, sino un verdadero concepto.

P.D.: hay una coincidencia histórica alrededor de esta novela ya que el mismo día en que murió la reina Isabel II de Inglaterra, Hernán Rivera Letelier ganó el Premio Nacional de Literatura de Chile.


[1] https://es.wikipedia.org/wiki/Hern%C3%A1n_Rivera_Letelier


domingo, 29 de octubre de 2023

Opinión: Para acabar con Eddy Bellegueule por Édouard Louis


Sólo le pido a Dios que el dolor no me sea indiferente. León Gieco.

La violencia tiene tantas maneras de expresarse, la más directa es la agresión de A contra B, la agresión de A contra A para herirse a sí mismo, o la agresión de A contra A para herir indirectamente a alguien más o castigar pasivo-agresivamente. También, se puede encontrar la violencia verbal, de clase, estructural y categorizarla bajo tantos parámetros porque la vida misma es una revelación dolorosa.

Por su parte, el método universal de castigar a lo que es distinto o se sale de la norma social es la violencia, una reacción aprendida al temor que produce lo novedoso. Así lo señala Édouard Louis[1] en Para acabar con Eddy Bellegueule (2014), una novela autobiográfica cuyo tema central es la violencia, según él mismo lo ha hecho saber en distintas entrevistas.

Desde pequeño, Eddy se descubrió a sí distinto al resto y aunque no lo hubiera hecho, su entorno se lo haría saber. Criado en una familia de clase baja, recibió las primeras miradas de reprobación de sus padres y hermanos al ver un desplante cada vez más femenino en sus formas, expresiones y palabras. También se lo haría ver la escuela, ese lugar que supone ser un centro de socialización que los expertos en educación promueven tanto, olvidando que puede ser a la vez un tabernáculo de crueldad entre pares, un nicho de impunidad, un centro de tortura física y psicológica para estudiantes de la diversidad y disidencia sexual, de otras razas u otros credos. Eddy acabaría así por naturalizar la ridiculización y las agresiones, justificando incluso que su orientación sexual tan evidente e indiscutible fuera un oprobio a su hombría o virilidad.

Para acabar con Eddy Bellegueule logra remover consciencias y examinarlas, consulta una y otra vez la moral del homofóbico al que tratamos de hacer desaparecer a medida que advertimos el daño del silencio cómplice, el daño del prejuicio, el daño de no conocer la compasión por los débiles. Asimismo, cabe destacar el rol ausente de los profesores y celadores (inspectores de patio) en la defensa de los estudiantes de la diversidad sexual perseguidos y agredidos por sus pares a causa de ser, a causa de respirar, a causa de hablar; ¿quién defendía entonces a los Eddy Bellegueule del crimen organizado que resultan ser las mafias de bullers y agresores en las comunidades educativas en Francia, en Chile, en el mundo?, ¿quiénes actuaron en la impunidad burlándose y agrediendo a sus compañeros de escuela premunidos del silencio cómplice de profesores, inspectores, sostenedores?, ¿quiénes cargan en sus consciencias y cuánto pesan las autolesiones y suicidios de las víctimas del bullying escolar?, ¿cuántos advirtieron el daño que se estaba produciendo en los años noventa, dos mil o de las últimas décadas y lo detuvieron a tiempo sin temor a ser calificados de débiles o promotores de la homosexualidad o de la supuesta e inventada "ideología de género"?

Esta novela es exitosa en su objetivo, en visibilizar un dolor que muchos llevamos dentro, una injusticia que no ha sido correctamente reparada, un ataque a la dignidad del ser humano percutido desde la moral heterosexual. Si bien, hay distintas opiniones del final de la novela, es preciso considerar que al ser una autobiografía, el mismo autor es dueño de mostrar hasta dónde quiera exhibir su dolor o bien, puede hacer de él un enganche comercial para la próxima narración. Édouard Louis en una muestra de entrega y lucha, rememora y desnuda los pasajes más  dolorosos y violentos de su infancia y adolescencia, sin reparar en la revictimización de recordar la vergüenza que sintieron los demás de él o él mismo de sí, por cuanto, a causa de esa enorme generosidad no hay otra conclusión que recomendar este libro y etiquetarlo como prioritario en la próxima visita a la librería. ¡Gracias!

sábado, 28 de octubre de 2023

Opinión: El viento conoce mi nombre por Isabel Allende

                                                            


Hay Isabel Allende[1] para mucho tiempo más y así lo ha demostrado la icónica escritora latinoamericana con el lanzamiento de su novela El viento conoce mi nombre (2023). Una vez más, la autora realiza una entrega bañada de realidad y contingencia teniendo como tema central la separación a causa de la violencia del Estado.

Es del más primitivo instinto que las niñas y niños estén tomados de las manos de sus padres o tutores. Asimismo, el término prematuro de este vínculo protector resulta traumático y deja efectos psicológicos en ocasiones irreversibles. Sin embargo, esta lamentable disociación ha ocurrido y de ello no se ha aprendido lo suficiente, incluso los tomadores de decisiones del mismísimo Estados Unidos han caído en el error y horror de estas prácticas inhumanas. Ocurrió durante el nazismo donde la separación de niños judíos de sus padres era un medio de sobrevivencia y amor[2], ocurrió en la frontera de México y Estados Unidos durante la administración de Donald Trump y aunque no lo crean, el estado sionista de Israel aplica la misma crueldad con las familias palestinas en medio del conflicto en la Franja de Gaza.

Es lo que han atravesado Samuel Adler y Anita Díaz, protagonistas de esta entrega, en tiempos y lugares distintos pero con la misma sensación de abandono y desesperanza. Ambos han sido sacados de cuajo de la vida de sus padres a raíz de la violencia estatal carente de toda empatía y humanidad. Por otro lado, El viento conoce mi nombre tiene un rasgo novedoso y es que una niña toma la palabra de la narración en primera persona, lo que nos hará recordar a Papelucho y su inocencia, su tierna manera de ver la vida y de procesar sus emociones; mientras en las poblaciones más adultas reina la desesperanza y el sentido práctico, en las infancias predomina la esperanza, la fantasía y la capacidad de asombro.

El texto tiene una estructura narrativa dividida en personajes y tiempos que en la segunda mitad de la novela convergerán. Antes de eso, si bien cada historia es autónoma y se puede entender por sí misma, el lector se preguntará por qué se pasa sin más ni más de Viena a Arizona y luego a El Salvador. Hasta allí, cada historia podría parecer un cuento separado de otro, pero la experimentada pluma de Isabel Allende conducirá la narración hacia un punto común en donde todo cobrará sentido.

Si bien los temas y los personajes de Allende tienen puntos en común entre sus novelas, según ella mismo ha comentado, es de su interés escribir sobre el papel de las mujeres en distintos tipos de sociedades, enfrentadas a dilemas económicos y premunidas de un común denominador: la resiliencia. Esta novela no es la excepción, son las mujeres las articuladoras de los pasos frente a la adversidad, las que toman decisiones y buscan soluciones.

Aunque El viento conoce mi nombre no es la novela icónica de Isabel Allende, no decepciona. El talento narrativo está intacto pero la técnica se ve afectada por la rapidez de los hechos narrados, es como si se estuviera oyendo un audio con velocidad 2x, como si hubiera una necesidad externa de narrar en menos de cuatrocientos páginas una novela que por los hechos históricos podría haber aportado más al debate sin caer en el exceso de relleno y personajes planos. Ese es el problema que surge cuando detrás de una historia prevalece más la presión de una editorial que la narración en sí misma; una historia contingente, un título pomposo y por favor, no vayas a ponerte ingeniosa Isabel que más de cuatrocientas hojas encarecen la producción, en fin, porque qué importa el proceso creativo, la emoción y la trascendencia del personaje en un best seller. Muy poco.


Opinión: Tu cerebro por Amanda Céspedes



Toma trabajo abordar la literatura no narrativa, cómo describirla, cómo asirla sin que quede trunca y es lo que me sucede con Tu cerebro (2013) de la neuropsiquiatra chilena Amanda Céspedes[1]. Algo se hará.

Tu cerebro invita al lector a conocer la importancia de este órgano vital y fundamental en la regulación del comportamiento humano así como en la evolución de nuestra especie. No obstante, sirve de gran apoyo para quienes transiten por la preadolescencia y adolescencia (y a quienes convivan con ellos), pues les hace entender aspectos claves de la regulación hormonal, el autocuidado, las tentaciones y un mundo que comienza a ser visto desde una perspectiva desconocida e inevitable.

El aporte que hace Amanda Céspedes es inconmensurable. Práctica, concisa y pedagógica apela al lector a salir de las miradas tradicionales o menos informadas sobre el tránsito de la niñez a la juventud de manera tal que éste se transforme en un proceso acompañado y respetado, entregando herramientas de gran ayuda para que los adolescentes se autorregulen, conozcan sus límites, las consecuencias de sus actos y  en especial, se respeten a sí mismos y su entorno.

Pasando por conceptos psicológicos y estadísticas, Tu cerebro aporta importantes datos y análisis científicos sobre la salud del cerebro, el consumo de alcohol, marihuana y la calidad del sueño entre otros aspectos más. Es una lectura cautivante que cuesta dejar y apenas se termina un capítulo nos arrimamos al próximo de inmediato, no al otro día o semana. Sin duda que a quienes tienen hijos, son adolescentes o conviven con ellos les hará más eco que a quienes no, pero también es una lectura pensada en todo tipo de público pues sus datos permiten que muchos adultos le den vuelta a su propia adolescencia, a sus errores y aciertos; también es de gran utilidad para profesores, trabajadores sociales, asistentes de la educación o asesores del hogar que a diario realizan la extenuante labor de tratar con nuestros preadolescentes y adolescentes, a su vez dominados por la inexperiencia y un flujo desconocido de hormonas y emociones. No digan que no se les avisó, ¡a proteger el cerebro!

martes, 17 de octubre de 2023

¿A dónde?

 ¿A dónde se van a morir los amores que fracasan?

¿Será que se evaporan de la memoria emotiva?

¿O se los devora un nuevo amor de luna nacarada?


¿A dónde se van a morir los amores que no nacen?

¿Se les hace una ceremonia, un luto o reencarnan?

¿O cual planta rebrotan si en sus raíces una lágrima cae?

Un hueco detrás de la pared

Si hubiera un hueco detrás de la pared

donde guardar secretos y emociones

lo llenara de los sueños que una vez abracé

de tus ojos mirando el suelo, de ilusiones

de rimas rebuscadas, de errores no forzados

de lágrimas y de risas, de cien mil canciones. 


Y tus pasos no son más que burbujas volando,

esquivas, delicadas, volátiles y efímeras.

Seguirlos es abrazar sin pausa una pasión ígnea

que no deja otra cosa que mi corazón extasiado. 


Yo pusiera en este hueco oculto el color de tu piel morena

como quien guarda en su memoria el olor de un momento feliz

y lo acompañara de mi expresión disfrazada y terca

y lo cerrara para juntarles en eternidad, en primaveras sin abril.


Porque mil veces podremos jugar a los desconocidos

y muchas más huir como un pájaro asustado

Pero sólo somos más ingenuos que la ilusión de un niño

frente a un karma que mil veces más nos cruzará los caminos. 

 

sábado, 30 de septiembre de 2023

Opinión: Cien años de soledad (1967) por Gabriel García Márquez

Se precisa de descaro para opinar sobre una novela de la literatura universal, un retrato del siglo XX latinoamericano, sobre un premio Nobel de las letras bajo la mirada de una opinión no experta. Como dicen mis amigos, quién es uno finalmente.

Hay tantas preguntas que formularse antes y después de leer Cien años de soledad [1] como por qué cien, por qué soledad, por qué se repiten los nombres, por qué gusta tanto una novela triste y desolada, pero son las respuestas a estas interrogantes las que pueden hacer que el lector esté evocando la magia de Macondo para siempre.

Dado que se trata de una historia nutrida de personajes, generaciones y años, para reseñarla como merece se requiere tomar distancia de la lectura inmediata a fin de juzgar sobre lo general y huir del detallismo que podría resultar agobiante para mi mala memoria. Los Buendía son la familia fundadora de la aldea de Macondo, ubicada en algún lugar de El Caribe y le afecta una suerte de pecado original o karma: el incesto. El matrimonio de Úrsula Iguarán y José Arcadio Buendía procrea con el miedo de engendrar seres humanos con cola de chancho puesto que son primos, aun cuando sus hijos nacen sin aquella deformación genética, sin embargo, la atracción entre la misma sangre se transformará en un patrón de conducta ya que con o sin conocimiento los miembros de la estirpe Buendía se acercarán como el hierro a un magneto. Otra característica que destaca en Cien años de soledad es que se rompe con una regla de la narración de diferenciar a los personajes en carácter y físico, no obstante y como si los padres sufrieran de una incapacidad creativa repiten en todas las generaciones de recién nacidos los nombres de Úrsula, José, Arcadio y Aureliano con pequeñas modificaciones que permiten no perder el hilo de la historia, aun cuando ello requerirá de una mínima concentración. La regla de esta novela era que los Aurelianos y los Arcadios tuvieran personalidades muy parecidas, los primeros eran tranquilos, introvertidos y les rodeaba un hálito de soledad, mientras que los segundos eran de fiestas, conquistas y extrovertidos, al punto que se instaló en la historia la teoría de que Aureliano Segundo y José Arcadio Segundo se habían cambiado los papeles tantas veces que un día ya no supieron quién era quién y quedaron con las personalidades del otro para siempre.

También abunda en Cien años de soledad el realismo mágico, una corriente literaria donde lo imposible o inverosímil es parte de lo cotidiano como Mauricio Babilonia cuya llegada o cercanía es anunciada por mariposas amarillas, lluvias incesantes de cinco años o una ciudad inundada de flores el mismo día en que murió su fundador, la interacción de vivos y muertos, la ascensión al cielo de Remedios la bella y más. También lo mágico es acompañado por una realidad bañada de guerra, envidias, ejércitos, corrupción y explotación. Esta novela ilustra o recrea un paralelo a las sociedades latinoamericanas del siglo XX invadidas de guerras civiles sangrientas entre ejércitos poco inteligentes de liberales y conservadores y la sempiterna cooptación de los medios de comunicación a manos del poder económico, el relato de la historia y su difusión en la voz de los ganadores o poderosos, el miedo e indefensión de los humildes, la irrupción de la modernidad en la economía y la mala memoria histórica de los pueblos que olvidaron a los tres mil trabajadores bananeros asesinados por el ejército en plena huelga, guiñando al concepto de la verdad oficial. "Seguro que fue un sueño", insistían los oficiales. "En Macondo no ha pasado nada, ni está pasando ni pasará nunca. Este es un pueblo feliz". Así consumaron el exterminio de los jefes sindicales.

Cien años de soledad es una obra que raya en la metáfora al nivel tal que puede aplicar a cualquier país de América Latina o del tercer mundo en sus periodos más oscuros. Es una narración bañada en técnica narrativa, vocabulario, creatividad y una eficiencia de contar que los reductos filosóficos más rebuscados son expresados con simpleza por personajes a la vez muy complejos. Se mezcla bien lo político, lo moral, lo pasional y la brutalidad sin dejar jamás de transmitirse la sensación de vacío y soledad que envuelve a los Aurelianos y las mujeres Buendía a lo largo de cien años.

Por último, hay personajes que me causaron mucha fascinación y si ya leyeron este imperativo literario latinoamericano, quisiera saber si les pasó igual con El Judío Errante, Francisco El Hombre, El sabio catalán, Visitación y Mauricio Babilonia. Desde luego, la invitación a no morir sin haber leído esta obra universal está extendida, y en mi opinión es un relato que genera una relación obra-autor llena de misterios como Leonardo da Vinci y Gioconda o Miguel Ángel con la Bóveda de la Capilla Sixtina y la Creación de Adán. Ritmo, pasión y técnica resumen a Cien años de soledad que por cierto, está disponible en formato e-book.





[1]https://es.wikipedia.org/wiki/Gabriel_Garc%C3%ADa_M%C3%A1rquez


martes, 26 de septiembre de 2023

Opinión: Temporada de huracanes (2017) por Fernanda Melchor


Van casi dos meses desde que leí Temporada de huracanes de Fernanda Melchor[1]. Hoy puedo dar un respiro y recordar esa novela tan cruda y desprovista de anestesias o eufemismos. Un relato desgarrador que me sumergió en la vulnerabilidad de las castas más bajas de la sociedad mexicana contemporánea.

Jugando, un grupo de niños encuentra casualmente el cadáver de la controvertida Bruja, cuya muerte es el desenlace de una serie de hechos que rozan en la decadencia del ser humano. La Bruja es un personaje complejo, construido de sus experiencias, malos tratos y una historia oscura, a la que recurren los habitantes de La Matosa en situaciones desesperadas, a solicitar encargos, amarres y más. Luego, la narración da paso a otros personajes como Norma, Luismi, Munra, Chabela y Brando, en cuyos destinos está la Bruja y por cuanto, se deduce que los motivos que les unen a ella no son precisamente de mucha cristiandad.

En Temporada de huracanes se mezcla la maldad, el lado más oscuro de la pobreza, la ignorancia, el machismo, la homo y transfobia, narradas de una forma tal que es imposible huir a su lectura, inevitable como escapar de un huracán de crueldad y dolor. Parece que la autora no conociera los puntos aparte, no hay pausas, la estructura del texto es extenuante por su extensión al no haber otra separación que los capítulos, pero también por el desgaste emocional de la narración.

Es un texto necesario para estos años, una historia que destapa todo aquello que cubren las luces, las poses rebuscadas de las redes sociales, las frases fáciles del mindfulness y la fingida configuración de nuestras vidas detrás de una pantalla. Cualquier meme de manual que busque justificar y aliviar la miseria de nuestras vidas no puede contra la potencia de Temporada de huracanes que desnuda con facilidad la fragilidad de la sociedad moderna mexicana o cualquiera otra occidental; violaciones no denunciadas, niñas sexualizadas, abortos clandestinos e inseguros, consumo problemático de drogas, violencia infantil, vulnerabilidad y más vulnerabilidad.

Creo que esta novela es necesaria pero no recomendable para niños o adolescentes, puede ser una terapia para quienes lamentablemente hayan pasado por estas sórdidas situaciones y requieran un apoyo para encontrar las palabras que les permitan identificar su herida, el dolor que ella provoca y una forma de cicatrizarlo. Esta novela está disponible en formato e-book y fue recomendada por el booktuber Diéresis o Crema en su canal de Youtube.

 

domingo, 2 de julio de 2023

Opinión: La razón de los amantes (2007) por Pablo Simonetti




El Santiago de Chile de fines de los 90 no era el mejor escenario para que una historia homosexual tuviera un final feliz, pero sí para hacer del intertanto, de su viaje y desarrollo una apuesta literaria. Con pleno realismo, los eventos de esta trama se desenvuelven en pleno pánico colectivo del apagón informático, las elecciones presidenciales que enfrentaron al expresidente Ricardo Lagos y a Joaquín Lavín, y el retorno a Chile del dictador Augusto Pinochet desde Londres.  

Manuel y Laura forman un matrimonio adulto de clase media alta, su círculo social son los gerentes y directivos de importantes empresas. Él proviene de una familia de centro izquierda, aunque no es fanático y ella de una de derecha pinochetista desde la que aprendió todos los valores del ideario de la dictadura. Se bosquejan, entonces la característica de esta relación, donde ella pone el carácter, las normas y asegura de que sus instrucciones se obedezcan;  mientras Manuel es más bien pusilánime y reactivo. Él trabaja en un banco como ejecutivo de área de créditos para importantes cuentas y Laura trabaja como editora y desarrolla una vida más bien frívola, solitaria, interesada en fisgar junto a su hermana, los pormenores de gente acomodada que no es de su círculo cercano, sentándose cerca de ellos en los restaurantes. De no creerlo.

El cómodo desequilibrio en que se añeja este matrimonio sufre una inflexión con la llegada de Diego Lira, un abogado que dejó los tribunales para dedicarse a la explotación de un diario electrónico y que buscará en Manuel un aliado para conseguir capital fresco del banco hacia su empresa. Diego, de la generación de ambos es caracterizado principalmente por la seducción que ejerce y de la que ni Laura ni Manuel logran escapar. Paulatinamente, Manuel se verá atraído por Diego Lira y comenzará con él una difusa amistad, confundido por los límites de ésta, las apariencias que busca guardar, las dudas de su esposa y por el deseo desconocido que siente de ceder a una historia de amor y pasión única en su vida.

Esta obra de Pablo Simonetti se narra en presente y tercera persona, y si bien puede parecer un desafío asirse a los dos primeros capítulos, el cerebro finalmente se adapta a la idea que de las cosas están pasando al lado de uno, generando un ambiente más íntimo con los lectores. La razón de los amantes conjuga varias temáticas como el tenso contexto político chileno, la crisis del mercado financiero, la resistida irrupción de los medios digitales, la homofobia y el ansioso clima colectivo previo al término del primer milenio. Hasta allí queda este fuerte pero incompleto toque histórico, donde nuevamente es casi un afán esconder el esfuerzo, la pobreza, la marginalidad y la vulgaridad tan irrefutables en la cultura e identidad chilena. De tal forma, cabe preguntarse si para Pablo Simonetti narrar la periferia y clase media no representa un desafío creativo a la altura de su talento, ¿para quién escribe finalmente?, ¿para un público que le asegure un éxito comercial?, ¿para el gusto de una editorial?, ¿por qué nos hace creer que las emociones y pensamientos sublimes son contenido exclusivo de clase?

De todas maneras, existe un buen balance entre la historia y el desarrollo psicológico de los personajes, buen uso del vocabulario, los silencios, las pausas y los diálogos. En cuanto a impacto, la calidad técnica del autor, contribuyó a que las editoriales dieran más oxígeno a la literatura LGBT+, pues en ella y de ella hay muchísimo más que contar, ganando hasta hoy un sitial propio en los estantes de las librerías chilenas.

jueves, 29 de junio de 2023

Opinión: El jardín secreto por Frances Hodgson

 



Se dice que la naturaleza es terapéutica, que obra milagros, casi como la literatura. El Jardín Secreto (1911) de Frances Hodgson Burnett narra impecablemente esta mágica conexión a través de la mirada tres niños, Mary Lennox, Dickon y Colin Craven cuyas vidas se juntan alrededor de la naturaleza.

Empujada por su repentina orfandad, Mary Lennox se ve obligada a dejar su vida en India y a ser recibida por su parco y lúgubre tío, Archibald Craven en Inglaterra. Despojada de sus privilegios de clase en India, Mary deberá sobrevivir a su mal carácter y a la soledad que ha ido creando a su alrededor a causa de la falta de límites y amor paternal. Al llegar a la mansión Misselthwaite Manor del señor Craven, se enfrentará al aburrimiento pues en ella casi está proscrita cualquier forma de manifestación de vida; de no ser por los empleados, nadie conversará más de lo necesario sino hasta la irrupción de Mary. Obligada a comunicarse para sobrevivir al tedio, irá generando lazos con Martha, la mucama de la mansión y Ben, un jardinero, quienes poco a poco la adentrarán en la naturaleza y despertarán en ella la ternura de la infancia.

En sus curiosos recorridos, Mary también conocerá a Dickon Sowerby y a Colin Craven, dos niños muy distintos con los que compartirá sus secretos, entre ellos, el descubrimiento de un jardín clausurado, al que de todas maneras entró pese a la prohibición de su tío Archibald Craven. En él conocerá la tierra, las estaciones del año, las claves de la naturaleza y una imperiosa necesidad de cuidarla.

El Jardín Secreto es una historia que fascina en toda edad, enseña y pone en lo alto una serie de valores que precisan destacar como el respeto entre las personas al narrar el maltrato de Colin, su primo consentido hacia los empleados; el respeto a la naturaleza y los seres que la habitan; la comunicación como medio de sobrevivencia; la complicidad y la amistad como el lazo desinteresado que une a Mary, Dickon y Colin; el autoestima y la superación personal.

Es meritorio detenerse en el personaje de Dickon, hermano de Martha Sowerby y dueño de una personalidad encantadora. Es un niño que ha comprendido a su párvula edad los códigos de la naturaleza; no la invade sino la habita y lee. Entiende la importancia del silencio para los animales, sus ciclos vitales, sus formas de comunicación y cómo respetarles para que se cree una recíproca relación de confianza.

También, es importante atender cómo la mansión Misselthwaite Manor pasó de ser un triste y lúgubre palacio dedicado a la nostalgia, a un lugar mágico lleno de risas y esperanza, destacando la capacidad de la autora para narrar no sólo la evolución de los personajes sino de los ambientes que albergan la historia.

Casi como el reflejo del espíritu de una época lejana, el concepto de la belleza estaba alejado de los rasgos casi raquíticos y pálidos, pues se les consideraba señales de mala salud; en cambio, al finalizar la historia, se podrá ver cómo Mary se siente muy cómoda y satisfecha con una figura más robusta, fruto de su nueva vida en la que corre por el páramo, se cansa y tiene más apetito.

Otro aspecto que se puede leer entrelíneas es un llamado de atención a los métodos de crianza que no estimulan la comunicación de los padres con los hijos, mucho menos propician el afecto y amor que todo niño o niña requiere para desarrollar su autoestima y propia percepción. Esa brecha afectiva es lo que da origen al calificativo de secreto que tiene el jardín descubierto por Mary, ya que por temor a ser regañados o sorprendidos en algo prohibido va generando secretos y complicidades en una red innecesaria de mentiras. Entonces, cabe preguntarse si los niños mienten porque son mitómanos, por malos o porque los padres no les han demostrado lo suficiente de que son dignos de su confianza. En este libro se está frente a un secreto casi inocente sobre la irrupción en un jardín prohibido, pero en la realidad, un niño por no confiar lo suficiente en sus padres o por convencerse de que ellos no los van a defender, puede ocultar los abusos más pérfidos.  

En cuanto a la forma de narrar, se debe entender y respetar que es un libro cuyo principal público es el infantil, por cuanto para tener éxito, no se pueden pretender recursos literarios complejos que cansen a niñas y niños a mitad de camino. Si hay un error, este puede ser que la autora olvidó una premisa clave para la literatura infantil y es que los personajes protagónicos gozan de tal calidad de principio a fin y justamente en el desenlace de esta historia se comete esa falta, evitando que la primera reacción al punto final no sea un suspiro.

Recomiendo este texto para todas las edades, para quienes se involucran y relacionan a diario con la naturaleza, para los que creen que la magia no es un terreno cooptado por magos, sino por la vida y también para quienes aún no entienden que los ecosistemas, la flora y la fauna no son objetos de dominio de la humanidad, sino que es la humanidad la que está sujeta al dominio de éstos. Si la naturaleza le dio a Mary una segunda oportunidad para ser niña y humilde, la literatura nos ofrece de igual manera una nueva chance de mirar la vida.